Cada centímetro de la sala era un color pálido…simple, continuo…vacio, un vacio que obligaba a mi mente a llenarlo con recuerdos…pensamientos…alucinaciones. Mi rutina diária desde hace 3 semanas, 6 horas, 6 minutos y 38 horribles segundos, sentidos, contados, usados, simplemente agotados.
Un nuevo doctor, optimista, tratando de curarme, leería mi historia por enésima vez…la historia grabada en mis heridas, quemada en mi piel, palpitante en mi cerebro.....
Una vez más regresaba a casa prácticamente inconsciente, con el alcohol acelerando en mis venas, lubricando todo mi ser…la luz de la habitación encendida, una noche más de abandono...tú estarías gastando el suelo, peleando con mi ausencia…mi completa inexistencia habitual.
Mis pasos tambaleantes me hicieron caer contra el suelo y la pared del frente, incapaz de moverme… te vi saliendo con esa mirada solo mía, ¿es qué mi ausencia había perdido?
Su mano en la tuya provoco una leva convulsión en mi cuerpo aun inerte, tan cerca…tan ajeno a ti, y viceversa, ya no me pertenecías.
Me perdí en el recuerdo…tus labios en los suyos…perdido el control, su amistad por la que daría la vida, ahora…viceversa.
Fue tan fácil acabar con su vida que hasta fue gracioso, o tal vez solo para mí, pues nadie más reía.
Tu eras el problema, testigo, culpable, que incrustaba sus dedos en mis brazos gritando que ¡pare!...y solo me hacías perder mas el control…el control de mis manos que empuñaban un resplandeciente metal…cortando milímetro a milímetro la vida a esa cuerpo fraternal…la traición se paga con sangre.
Sangre, lágrimas y gritos obstaculizan mi ascenso y solo rogaba que te calles…tu voz era fría, ya no era mía…incluso me daba asco.
El cielo desde arriba parecía tan ajeno a todo el infierno acá abajo…cuando un profundo gemido rompió el silencio, un quejido gutural irreconocible atravesó el aire hasta romper en tus oídos y los míos…cobre conciencia…estaba llorando al borde de la cornisa.
Tú temblabas bajo el marco de la puerta, la indecisión marcada en tu rostro guió mis pensamientos al propósito final de mis esfuerzos.
Tambaleante caminaba y tu mano extendida tratando de alcanzarme ya no me pertenecía.
Mis ojos se clavaron en los tuyos…un segundo escalofrío recorrió mi cuerpo…el rencor, la ira, el odio, aniquilaron poco a poco el arrepentimiento en tu mirada, cada centímetro mas cerca del borde era un latido más agitado en tu corazón y en el mío…y cuando el peso de un pie fuera lanzo mi cuerpo al vacío, mí venganza estuvo completa…nada borraría eso de tus sueños y de tu memoria…tu conciencia quemada, e impresa por las marcas de mis ojos y el vació oscuro.
Y una tercera convulsión remueve la sangre como agua de lago a mi alrededor, mirada frente a frente de mi cuerpo y ese bulto frió con su nombre revoloteando en mi cabeza y tu grito ahogado en el fondo junto a la hermosa guitarra y la voz desgarradora de esas dos canciones mías.
Lastima que ese no haya sido el final no doc? No se preocupe, no hay nada malo conmigo, o bueno tampoco para tal caso…simplemente soy diferente.